Para transformar nuestra ciudad necesitamos
crear los incentivos correctos y cambiar paradigmas, uno de los principales es
la creencia de que invertir en terrenos y casas siempre será negocio porque
estos bienes no pierden su valor. El gran supuesto de esta creencia es que la
demanda de vivienda siempre aumentará lo que significa que la población crecerá
indefinidamente. En Europa esta suposición equivocada ya es visible, las casas
están bajando de precio en algunas
regiones por la estabilización y contracción de la población. Sin embargo en
México los incentivos actuales que permiten esta dinámica de crecimiento
desmedido ignoran este hecho extendiendo las ciudades irresponsablemente y
generando diversos problemas como el de movilidad. Estos incentivos son
principalmente el negocio inmobiliario y el incremento de la población que representa
votos, presupuesto público y cuentas prediales.
De seguir así la situación se volverá
insostenible. Por un lado podemos tener nuestra crisis inmobiliaria al
estabilizarse la población, o por el contrario si mantenemos el aumento de la
población para satisfacer intereses inmobiliarios y políticos, la presión sobre
los recursos naturales e infraestructura urbana crearán problemas cada vez más graves. Cualquier falla en los
sistemas de abasto de agua, alimentos, energía, combustibles, manejo de residuos,
aguas residuales, deterioro en la calidad del aire o una caída del empleo
comprometería la calidad de vida de todos. Aunque no lo veamos nos volvemos
cada vez más vulnerables en un ambiente más impredecible. En esta nota comentaremos
sobre algunas alternativas e incentivos que pueden crearse en nuestra ciudad
relacionadas con la movilidad.
¿Por qué no la Vía Express? La Vía Express
no garantiza beneficios ambientales y generaría un incentivo perverso pues solamente
si el tráfico en la ciudad es lento algunos automovilistas usarían la Vía, en
caso que fuera construida. Mientras más lento sea el tráfico y mayor la
contaminación, mayor sería el negocio para la empresa que la opere; para esta
empresa las soluciones que reduzcan el tráfico en las calles “libres” serían
una amenaza a su interés económico creado, pues si el tráfico se resuelve la
Vía no sería rentable.
Las alternativas pueden buscarse
dependiendo de cuál sea el objetivo. Sí el objetivo es hacer “algo” en Av.
Inglaterra, la propuesta que contribuye a la movilidad y revaloración de la
zona es la creación de un parque lineal, construcción de ciclovías y un sistema
de transporte tipo tren que podría cubrir la ruta Chapala, Aeropuerto/Central
Autobuses, ZMG y hasta Tequila/Tala. ¿Sería esto un negocio para los
inversionistas? Se necesitan estudios y revisar los esquemas de inversión/operación
que podrían implementarse. ¿Resolvería esta única medida el problema de
movilidad y contaminación del aire en toda la ciudad? Al igual que en el
caso de la Vía Express es ingenuo pensar que intervenir en una sola
vialidad o ruta resuelva completamente este problema; como comentamos en las
notas anteriores la creación de la red de ciclovías y consolidación del
transporte colectivo a nivel conurbado sí contribuyen en este sentido.
Si la alternativa que se busca es ¿Qué
hacer con $6,500 millones de pesos de la iniciativa privada en un proyecto
rentable? Una opción es invertir en energía solar para generar electricidad. Con
este capital podrían cubrirse hasta 250 hectáreas con paneles solares para contar con una potencia instalada
cercana a los 260 MW, esto representa casi la tercera parte de la potencia instalada
de la hidroeléctrica El Cajón; con la diferencia de que no se deben inundar más
de tres mil hectáreas y se puede generar electricidad todos los días
independientemente de la disponibilidad de agua. Con el precio del petróleo
ahora rondando los 110 dólares por barril invertir en energías renovables es
apostarle al futuro; el costo de la energía solar se ha reducido de diez a
veinte veces en los últimos treinta años, esta tendencia sigue. Por otro lado se
estima que la demanda mundial de energía aumentará 50% en el próximo cuarto de
siglo, la demanda creciente seguirá elevando el precio del petróleo. Suplicar
que no se quiten los subsidios a las gasolinas es anacrónico, inequitativo y
económicamente insostenible. Con las reservas limitadas de petróleo en el país,
la inversión en energías renovables es impostergable. Utilizar vehículos
eléctricos tanto para transporte privado como colectivo reducirá la
contaminación local, si esos vehículos son alimentados energía solar se
reducirán casi en su totalidad las emisiones del transporte.
Siguiendo con otras propuestas que pueden
ayudar a mejorar nuestra movilidad, algo muy sencillo para promover el uso del
transporte colectivo es crear un mapa de las rutas existentes. El proyecto
reciente de www.rutasjalisco.gob.mx
ayudará a conocer mejor nuestras
opciones de movilidad. Aún falta el mapa general impreso y aquel en cada parada
de cada ruta para que los ciudadanos podamos conocer realmente la estructura
del sistema de rutas de la ciudad.
Andar en bici es riesgoso porque ni los automovilistas
ni las autoridades tienen incentivos para obedecer y aplicar el reglamento de
tránsito. El ciudadano puede desobedecer la reglamentación sabiendo que la
probabilidad de ser detenido es muy baja, que la multa en la mayoría de los
casos es mínima y que incluso podría negociar una mordida para reducir el costo
de la infracción. Por otro lado el oficial de tránsito, con un sueldo insuficiente
estaría tentado a completarlo también por medio de la mordida. El resultado es
que las vidas de los ciclistas, peatones y otros automovilistas son de hecho
muy baratas.
Si aumentamos las multas de todas las
infracciones significativamente, damos un porcentaje de las multas para el
sueldo de los agentes de vialidad y creamos un sistema de monitoreo para evitar
abusos, crearemos incentivos más fuertes para el cumplimiento y aplicación de
la ley.
Más de la mitad del parque vehicular de la
ZMG no fue verificado el año pasado. La afinación y verificación así como la
instalación de convertidores catalíticos en todos los autos, reducirán la
contaminación por monóxido de carbono y óxidos de nitrógeno; esto bajará además
el potencial de generación de ozono que es el parámetro que normalmente eleva
los niveles de contaminación en la ciudad. La reciente medida de nuestras
autoridades para que todos los agentes de tránsito puedan multar a quienes no
hayan verificado su auto es acertada.
¿Qué opinan si se multara también a
cualquier auto que participe en un accidente vial sin importar si fue el
causante o se multara también al propietario de aquel auto que haya quedado
descompuesto en la vía pública? Parece radical, pero pensemos en el tráfico que
ocasionan los accidentes y autos descompuestos; pensemos en la contaminación y
problemas de salud asociados. En su mayoría los accidentes son por
desatenciones al conducir y desobedecer la reglamentación mientras que las fallas
mecánicas pueden ser prevenidas con el mantenimiento apropiado. Así si los
automovilistas son conscientes de que podrían ser multados si participan en un
accidente, probablemente sigan más el reglamento, manejen más prudentemente y
le den el mantenimiento apropiado a su unidad.
Establecer multas y castigos ejemplares
para quien no verifique su auto o para quien participe en accidentes,
especialmente con peatones y ciclistas sería medida para reconocer el valor de
las vidas humanas que se pierden en estos percances y las de aquellos que sufren
males agravados por la contaminación.
Este enfoque de aplicar las
reglamentaciones que ya existen, aunque parezcan modestas y pequeñas, imitaría
el programa que implementó Rudolph Giuliani en Nueva York cuando fue alcalde. Con
la política de “cero tolerancia”, la policía neoyorkina mantuvo la ciudad
impecable y castigó fuertemente desde las infracciones menores como tirar
basura o pintar grafitis. El supuesto de este programa basado en la teoría
llamada de “ventanas rotas” es que si alguien comete una falta menor y no es
penalizado será más probable que evolucione hacia modos más graves de
criminalidad; asimismo un espacio público descuidado, por ejemplo con ventanas
rotas que no son reparadas, invita al crimen e incumplimiento legal al dar la
señal de que nadie supervisa ni cuida la ciudad. Con la implementación de estas
medidas lo único que les pedimos a las autoridades es simplemente que hagan su
trabajo con las herramientas que ya existen y evaluemos los resultados.
Modificar el sistema de transporte
colectivo para volverlo más eficiente afectará los intereses de grupos que
actualmente tienen beneficios. Pero también surgirán alternativas en esta
transición. Los concesionarios de rutas urbanas podrán unirse a la empresa
única de transporte colectivo. Otra alternativa para ellos será satisfacer
otras demandas existentes de transporte.
Por ejemplo con un programa que puede llamarse
“Cambio de Ruta”, dejarán su concesión actual para renovar sus unidades y brindar
servicios de transporte escolar o laboral. Otro programa podría llamarse “Tu Compra
en Tu Casa”, con el cual todas las tiendas de autoservicio y centros
comerciales ofrecerán la opción de entregar las compras a domicilio; esto
favorecerá especialmente a mujeres, madres solteras y personas de la tercera
edad que no pueden cargar objetos pesados o grandes –especialmente si no tienen
auto-. Esta misma opción puede implementarse masivamente para compras por
internet.
Acciones como estos dos programas
requerirán que los empresarios del transporte desarrollen nuevas habilidades (p.e.
planeación, logística y optimización de rutas); estoy seguro que las
Universidades locales pueden apoyar en este sentido para adaptar programas de
software que faciliten esto. La autoridad vial y ambiental puede crear
regulaciones para que los centros de estudio y trabajo y los comercios necesariamente
cuenten con estos servicios. Otra medida será la instalación masiva de
ciclopuertos y sistemas de vigilancia para evitar el robo de bicicletas
especialmente en las estaciones del tren ligero y macrobús.
El factor que determina la necesidad
recorrer grandes distancias es la (falta de) planeación urbana; si los centros
habitacionales están alejados de áreas de servicios comerciales, educativos, de
esparcimiento y laborales los recorridos que la población debe hacer cada día
serán muy largos. Este es el reto para los municipios con alto crecimiento reciente
como Tonalá, Zapopan y Tlajomulco: detener su crecimiento y ofrecer empleo y
servicios en sus territorios para retener su capital humano y detonar el
desarrollo local.
Es lógico que si un empresario aprendió a
hacer casas, calles o puentes y esto le da resultados buscará continuar su
actividad; como dicen “el que aprende a usar un martillo a todo le ve cara de
clavo”. Pero todo tiene un límite, debemos reconocerlo para adaptarnos y
cambiar. Nuevos sectores para invertir y generar riqueza y bienestar son la
innovación y desarrollo de tecnología, energías renovables, educación,
capacitación y servicios.
Para concluir: Crecimiento no es
desarrollo. Hemos visto que la ciudad puede extenderse en aras del crecimiento
económico sin que necesariamente ofrezca mejores condiciones de vida. Debemos
actuar para que el crecimiento económico de Jalisco no sea porque somos cada
vez más, sino porque cada vez somos mejores y porque contamos con una mejor
calidad de vida.