México es un importante exportador de cerebros, es decir, de
personas altamente calificadas. Una parte de esta ‘fuga’ corresponde a
estudiantes de postgrado que salen de México para estudiar una maestría,
doctorado o especialización y que deciden no regresar al país. Muchos de ellos son
becados por el CONACYT, los gobiernos de los estados o fundaciones en pro de la
educación.
Puede haber muchas razones profesionales o personales por
las que un becario decida salir del país y después quedarse en el extranjero. Si
los graduados regresaran a México podrían contribuir al desarrollo nacional; en
teoría esta sería la razón por la cual se le otorgó una beca en primer lugar ¿Qué
incentivos podemos crear para favorecer que regresen?
Es cierto que hay pocas oportunidades para que nuevos
científicos se incorporen a los cuadros académicos, también lo es que el sector
privado invierte poco en ciencia, desarrollo o innovación. La idea aquí presentada
para facilitar el regreso de los ex-becarios es más simple que una reforma al
sistema de educación superior o la creación de programas de incentivos en el
sector privado. La propuesta es que los becarios tengan acceso a la seguridad
social básica y sean considerados como profesionistas.
Cuando un profesionista ya graduado de
licenciatura/ingeniería decide cursar una maestría y/o doctorado necesitará
financiamiento para ello. Este puede provenir de ahorros (familiares o
personales), créditos o becas; en algunos casos podrá ser financiado por la
empresa donde trabaja. Las becas requieren que el ‘estudiante’, es necesario
cambiar el paradigma para llamarlo profesionista o científico en capacitación, se
dedique de tiempo completo a sus estudios e investigación. Esto significa que
durante este periodo, el cual puede ir desde uno hasta cuatro o siete años dependiendo
del desempeño y duración de los programas de maestría y/o doctorado, el
profesionista dejará formalmente de ‘trabajar’. Además de perder la antigüedad
en su empleo esto significa que en estos años, el becario dejará de contar con
prestaciones laborales como son servicios médicos (IMSS/ISSTE), no contará con
apoyos para vivienda (p.e. INFONAVIT), dejará de aportar para su retiro
(AFORE), y obviamente no contará con otras prestaciones como prima vacacional o
aguinaldo. Estará en un nivel cercano a la subsistencia y estará de hecho en el
sub-empleo al no contar con prestaciones. Realmente, salir a estudiar en estas
condiciones es una apuesta que demuestra una vocación por el área de
especialización elegida. Ciertamente las becas incluyen recursos para el pago
de seguro de gastos médicos en el extranjero. Pero si no se cuenta con
cobertura de salud en México, venir al país a realizar trabajo de campo, y así
favorecer la aplicación de la investigación a la realidad nacional, resulta más caro o al menos más
riesgoso.
Al graduarse y regresar a México para liberar su beca, el nuevo
maestro o doctor se dará cuenta que dejó de aportar para su retiro durante años
en los que el ahorro tiene un gran impacto a largo plazo. También verá que no
ha aportado el número de bimestres requeridos para acceder a un crédito de vivienda del
INFONAVIT. Es posible que comience a dar alguna clase en alguna universidad,
pero debido a que los contratos temporales se renuevan cada semestre no podrá
generar la antigüedad requerida para acceder a los incentivos para vivienda; en
muchas ocasiones deberá comenzar una actividad profesional independiente. Lo
anterior resultará en un mayor costo de vida en México. Si a esto sumamos que
al permanecer fuera del país por un periodo relativamente largo, el valor y
vigencia de las redes de contactos externos se vuelven más importantes, no es
de extrañar que estos profesionistas encuentren facilidades para su desarrollo
fuera de México.
Si al país, al CONACYT y otros donantes, les interesa promover que
los becarios regresen como profesionistas, una buena práctica sería tratarlos
como tales y darle las prestaciones de seguridad social desde el inicio de sus
estudios. Se puede crear un esquema que no implique una relación laboral formal
entre el becario y la institución que otorga la beca. Otorgar prestaciones
sociales a los becarios reduciría los riesgos de realizar trabajo de campo en
México, contribuiría a aumentar los fondos para el retiro y reduciría el costo
para acceder a una vivienda ayudando así a que estos profesionistas contribuyan
y se mantengan en la economía formal... más importante aún, una política en esta
dirección reconocería y dignificaría a los becarios de postgrado como
profesionistas.
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