miércoles, 5 de octubre de 2011

Viviendas verdes y cambio climático en México.Lecciones de la experiencia neerlandesa (publicado con Thomas Hoppe[1], en Revista Multiplica de la CMIC, 2011)

El 70% de las emisiones mundiales de efecto invernadero se genera en las ciudades. La industria de la construcción será un motor fundamental para llevar a la sociedad y las ciudades hacia un desarrollo más limpio y mitigar el cambio climático. La pregunta clave es: ¿Cómo lograrlo?

La planeación y renovación urbana reducirán las necesidades de transporte, la cantidad de recursos/energía que se utilizan en las viviendas y los niveles de contaminación mejorando así la calidad de vida. Como parte de los esfuerzos de mitigación y adaptación al cambio climático se crearán incentivos positivos y negativos para lograr esta transformación. Globalmente se están movilizando miles de millones de dólares para apoyar estas acciones. Paralelamente el precio de la energía proveniente de combustibles fósiles seguirá aumentando debido a la alta demanda de energía, la eliminación de subsidios (p.e. gasolina y electricidad) y un posible impuesto a las emisiones de efecto invernadero.

Foto: Flickr, Telex 4

México se ha comprometido a reducir sus emisiones de gases de efecto invernadero 50% para el año 2050. Para lograrlo se propondrán una variedad de programas e incentivos, algunos de ellos se enfocarán en la industria de la construcción.

En los hogares se pueden reducir las emisiones de efecto invernadero usando calentadores solares de agua, utilizando equipos de bajo consumo de energía, produciendo electricidad por medio de celdas fotovoltaicas y generadores eólicos, mejorando el aislamiento térmico, construyendo azoteas verdes e incluyendo criterios de diseño bioclimático, por citar algunos ejemplos. Estas y otras eco-tecnologías además de reducir los impactos ambientales generan ahorros económicos pero tienen importantes costos de inversión.

Antes de establecer metas y objetivos para los programas de vivienda verde es necesario estudiar los factores que permitirán implementar exitosamente estas políticas. En un estudio reciente en los Países Bajos[2], que recibió el premio nacional a la mejor investigación doctoral en Administración Pública, se identifican algunos de los factores clave para la implementación exitosa de políticas climáticas en el sector de la vivienda.

Foto: Flickr, Joncallas

La historia neerlandesa de ahorro de energía en hogares se remonta a la primera crisis petrolera de los años setenta que motivó la creación de programas de ahorro de energía; con este propósito entre 1978 y 1987 se renovaron 1.8 millones de hogares que representaban 40% de las viviendas.

Actualmente los Países Bajos se han comprometido a reducir sus emisiones de gases de efecto invernadero en un 20% en el 2020; 30% de sus emisiones se generan en el entorno construido, de las cuales 56% corresponde a las viviendas. Actualmente el objetivo es renovar 2.5 millones de unidades, es decir 34% de las viviendas existentes; sin embargo será difícil alcanzar esta meta.

El objetivo del gobierno neerlandés es convencer a los propietarios y habitantes de construir o renovar sus casas para ahorrar energía. Las políticas que se han implementado incluyen sistemas de subvenciones, campañas de información, certificaciones, préstamos e hipotecas verdes.

En aquel país 30% de las viviendas son propiedad de las Asociaciones de Vivienda, la mayoría son propiedades individuales. Las asociaciones cumplen el objetivo de rentar propiedades con ciertas características para garantizar una calidad de vida adecuada a quienes no cuentan con casa propia; hasta 1995 eran semi-controladas por el Estado. Ahora son empresas privadas que siguen cumpliendo su misión social original bajo una regulación específica pero que les permite operar comercialmente.

Al comparar 11 proyectos de renovación de vivienda en diferentes partes del país, la investigación muestra que en muchas ocasiones los proyectos fracasan y no alcanzan las metas planteadas. Esto ocurre por varias razones.

Es difícil implementar estas medidas a la escala requerida porque el enfoque tradicional es hacerlo casa por casa, la ciudadanía y empresas están poco informadas y la inversión inicial es alta. Además la burocracia, reglas de operación complejas y problemas para decidir colectivamente (p.e. en condominios) dificultan el acceso a los apoyos de estos programas. En casas y departamentos en renta el hecho de que sea el propietario quien invierta para que los inquilinos disfruten los ahorros por un menor consumo energético dificulta la renovación. El programa neerlandés de Hipotecas Verdes se ha aplicado a una escala limitada. Uno de los problemas es que no todas las personas son sujetos de crédito.

También se identificaron factores de éxito. Además de los subsidios económicos los principales son: el nivel de colaboración entre los participantes (p.e. constructoras, propietarios, técnicos); las características organizacionales de las asociaciones de vivienda, principalmente su tamaño, la presencia de personal capacitado y líderes con visión pro-ambiental; y el correcto uso de los instrumentos de política climática.

Aunque los resultados indican que alcanzar los objetivos de estos proyectos es difícil, también muestran que es posible obtener grandes ahorros de energía cuando participan las asociaciones de vivienda. Las economías de escala y su régimen regulatorio (subsidios), permiten reducir los costos haciendo una gran diferencia en comparación con el sector de la vivienda individual.

Al igual que el caso neerlandés, la vivienda es un sector altamente atomizado en México. Es adecuado implementar estas políticas en las casas nuevas como aspira el programa Hipoteca Verde en México pues esto permite generar economías de escala en los desarrollos inmobiliarios nuevos. Sin embargo un reto pendiente es crear programas efectivos para apoyar la eco-innovación de las construcciones existentes y las de quienes no cuentan con prestaciones para vivienda. No es un asunto menor, en 2004 en México había 25 millones de viviendas las cuales no estarían incluidas en el programa actual, estas viviendas representarían la mitad del total de viviendas esperadas para el 2050 según cálculos actualizados del censo 2010[3].

El aumento de los precios de la energía generará incentivos para construir casas más eficientes e instalar ecotecnologías. Pero apostar solamente a este aumento de precios para reducir el consumo energético hará que el cambio sea lento y tortuoso para los ciudadanos. Esto generaría altos costos económicos, sociales y políticos comprometiendo además el cumplimiento de los objetivos de reducción de emisiones.

Foto: Flickr, Jeff McNiell

En resumen las barreras para la adopción de las ecotecnologías son: el poco conocimiento entre la población y empresas de sus beneficios y opciones existentes; la falta de opciones de adecuadas de financiamiento; y la dificultad para generar economías de escala. Considerando el contexto en México es posible evaluar y proponer instrumentos de política climática desde la CMIC:

- Continuar comunicando los beneficios ambientales y económicos de las eco-tecnologías; particularmente importante será capacitar en temas ambientales a las asociaciones vecinales.

- Generar opciones de financiamiento; los ahorros generados podrían pagar el crédito, pero no todos los ciudadanos son sujetos de crédito ni derechohabientes. En este sentido es posible redirigir el subsidio a la energía de uso doméstico hacia fondos revolventes para financiar estos programas, incluyendo los recursos para mitigar el cambio climático.

- Las constructoras deben definir una política ambiental interna y acercarse a las asociaciones vecinales y municipios para generar economías de escala y desarrollar estos proyectos.

- Estas propuestas se suman al cumplimiento de las regulaciones existentes uso de suelo, ordenamiento ecológico, normas y códigos de construcción/urbanización.

Las constructoras que incluyan seriamente el ahorro de energía y temas ambientales en los servicios y viviendas que ofrezcan, se anticiparán a los intereses de la demanda tomando una importante ventaja competitiva. Con el diseño de incentivos económicos y esquemas de colaboración adecuados estos proyectos además de mejorar las condiciones ambientales y contribuir a alcanzar las metas nacionales, ofrecen una oportunidad de negocio.


[1]Centro Twente de Estudios de Tecnología y Desarrollo Sostenible (CSTM), Instituto de Estudios de Innovación y Gobernanza, Escuela de Administración y Governanza, Universidad de Twente, Enschede, Países Bajos;
Ingeniería Ambiental, Departamento de Procesos Tecnológicos e Industriales, Instituto Tecnológico de Estudios Superiores de Occidente (ITESO), Tlaquepaque, Jalisco, México.
arbalto, M.Sc., es estudiante de doctorado en CSTM y maestro del ITESO.
Thomas Hoppe, Ph.D., es Assistant Professor en CSTM.
[2] Hoppe, T. (2009). Reducción de emisiones de CO2 en viviendas. Un análisis de políticas sobre el establecimiento de metas y logro de objetivos. Tesis doctoral, Universidad de Twente, Enschede, Países Bajos.
[3] Gabriel Quadri. Ciudades y Cambio en Políticas de Vivienda (I). El Economista 1 Abril 2011.
Nota: Las imágenes presentadas fueron tomadas de www.flickr.com. No son fotografías de los proyectos en Países Bajos o en México, son ejemplos del desarrollo de viviendas verdes e instalación de ecotecnologías en diferentes partes del mundo.
Articulo Publicado en la Revista Multiplica de la Cámara Mexicana de la Industria de la Construcción.
Referencia:
Balderas Torres, A. and Hoppe T. 2011. Viviendas verdes y cambio climático en México. Aprender de la experiencia neerlandesa. Revista Multiplica, Camara Mexicana de la Industria de la Construccion (CMIC) 62:14-15.
Disponible en: http://www.youblisher.com/p/321546-Revista-Multiplica-62/

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