Esa es la frase que leí en una calcomanía
pegada a un auto. Aunque parece broma, si tomamos esta postura en serio veremos
que no son muchos los autos que tendríamos que “cambiar” para construir una red
de ciclovías. El costo de construcción podría ir desde $2,500 hasta un millón
de pesos por kilómetro; la primera cifra proviene de la ciclovía ciudadana
creada junto al TEC mientras la segunda cifra es para un proyecto del municipio
de Guadalajara (Mural Enero 10, 2011; Informador, Marzo 13, 2010). Si somos
conservadores y consideramos el costo mayor, crear la red de ciclovías propuesta
en el Plan Maestro de Movilidad no Motorizada costaría $1,544 millones de pesos
por un número equivalente de kilómetros. En virtud de que en el presupuesto
oficial no tiene asignados estos recursos ¿Cuántos conductores “generosos” que
cambien sus autos necesitamos para construir esta red si deseáramos tomar estas
acciones en nuestras manos? Solamente 12,000, es decir el 0.7% del total del
parque vehicular de la ciudad. ¿De dónde vienen estos números? Según el Plan
de Movilidad Urbana Sustentable para la ZMG en 2008 había 1’679,521 autos los
cuales tendrían un valor patrimonial de $216 mil millones de pesos (Pags, 29 y
47); es decir cada auto valdría $128,000 en promedio ¿Cuánto más nos cuesta
utilizar el auto como medio básico de transporte? Gasolinas. Según la SENER de
enero a noviembre 2010 se vendieron en la terminal Guadalajara alrededor de
1,189 millones de litros de gasolina lo que equivale a un gasto anual de
$11,683 millones de pesos por año (a $9/lt); construir la red de ciclovías que
sería permanente solo representaría como máximo el 13% de este gasto en un sólo
un año. Si además incluimos el gasto en estacionamientos, detallado y lavado, llantas,
mantenimiento y seguros así como los costos por contaminación el costo seguiría
creciendo hasta alcanzar cantidades estratosféricas y el costo de las ciclovías
sería cada vez un menor porcentaje.
En el comentario anterior comparamos el uso
del auto y el transporte colectivo y concluimos que bajo las condiciones
actuales usar el auto es más barato para viajes cortos (menores a 6 km). En
este caso vale la pena comparar el uso del auto con las implicaciones de utilizar
la bicicleta para cubrir estos traslados cortos.
Comparado con el costo anual de movilidad
basada en el auto la inversión inicial de la red de ciclovías parece
ridículamente pequeña. Vale la pena entonces hacer otro análisis. ¿Serían los
beneficios de construir las ciclovías mayores a sus costos como para justificar
una inversión de hasta $1,544 millones? Si es así y tomamos acción nos
podríamos convertir en una sociedad mucho más eficiente y competitiva al menos
en el tema de movilidad.
Podemos analizar los beneficios de utilizar
la bicicleta en términos de salud, ahorro económico, ahorro de energía,
reducción de la contaminación y seguridad alimentaria. Veamos.
Somos el país con mayor índice de obesidad
del mundo, 70% de la población tiene sobrepeso. Según información publicada en
CNNExpansión y Mural, a nivel nacional podrían evitarse 47,000 muertes al año
por enfermedades crónicas cuyo costo de tratamiento oscila entre $42,000 y $54,900
millones de pesos por año. Considerando que en Jalisco vive el 6% de la
población nacional y asumiendo proporcionalidad, estas cifras representarían
cerca de 3,000 vidas y $3,400 millones de pesos al año.
¿Cómo nos ayudaría la bicicleta a combatir
la obesidad? Quemando grasa. En la ciudad podemos rodar a velocidades de entre
13 hasta 30 km/hr; considerando un
promedio de 17 km/hr, alguien como yo que pesa 80 kg, necesitaría recorrer
aproximadamente 200 km para quemar un kilo de grasa. Recorriendo una distancia
discreta de 10 km por día podría quemar cerca de 18 kg de grasa al año.
Realizar recorridos de 6 a 10 km en la ciudad es factible y tomaría de 20 a 35
minutos. Aunque la velocidad puede parecer baja es más rápida que los 14 km/hr del
tráfico vehicular actual (Informador, 20 Ago 10). ¿No usamos la bicicleta
porque somos obesos? ¿O es al revés?
Al rodar 10 km por día en sustitución de un
auto ahorraríamos en gasolina y estacionamientos aproximadamente $5,000 por
año, cerca de 400 litros de gasolina; mitigaríamos el cambio climático al dejar
de emitir una tonelada de dióxido de carbono (CO2). Incluso
podríamos usar este ahorro para apoyar otros proyectos de mitigación del cambio
climático como la conservación de bosques; considerando el costo actual de $130
por la reducción de una tonelada de CO2 en bosques tendríamos recursos
para reducir hasta 38 tCO2 por año, esto es más de cinco veces lo
que en promedio cada mexicano contribuye al cambio climático anualmente. Mejoraríamos
la calidad del aire local, beneficiando la salud de toda la población
principalmente niños y ancianos.
Al recorrer un kilómetro en auto utilizamos
cerca de 1000 kilocalorías almacenadas en la gasolina; al recorrerlo en bicicleta
quemamos unas 30, es decir que ahorramos 97% de energía. Esto es importante
para aprovechar mejor nuestros recursos no renovables y la seguridad
alimentaria nacional. Cada vez será mayor el uso de biocombustibles generados a
partir de cultivos para “alimentar” los autos (p.e. maíz y caña). En proporción
podríamos utilizar estos cultivos para mover un auto o para alimentar a más de
30 personas.
A nivel individual los beneficios de
utilizar la bicicleta para traslados cortos son indiscutibles. Pero debemos
reconocer que en las condiciones actuales es peligroso; el año pasado más de 40
ciclistas murieron. Al ciclista lo acechan los automovilistas, camiones, baches,
topes, alcantarillas, raíces del arbolado, banquetas en mal estado, ramas mal
cortadas, autos mal estacionados, en sentido contrario y los ladrones de bicis.
Todo esto podría controlarse con voluntad política y las acciones adecuadas;
los beneficios políticos para quien se atreva serían monumentales suponiendo
que su interés es el de la población general.
También el clima genera inconvenientes al
andar en bicicleta, en época de calor tal vez el sudor será incómodo y en lluvias
se requerirá un impermeable de pies a cabeza, pero es posible. He tenido
oportunidad de ver a los holandeses, rodar bajo lluvia, granizo y nieve; su
infraestructura y cultura vial genera condiciones tan seguras que las parejas
de novios vayan en sus bicis tomados de la mano; algunas mujeres (y hombres)
llevan hasta dos niños en su bici cuando van al mercado; e incluso estudiantes
universitarios pueden consultar un libro mientras ruedan.
¿Cuántos usuarios necesitaríamos para
garantizar que se generan los suficientes beneficios en la población para
justificar los costos? Utilizando solamente el ahorro esperado de gasolina y
estacionamiento de $5,000 anuales y el costo de $1,544 millones de inversión,
si quisiéramos generar los mismos beneficios en un año, necesitaríamos
aproximadamente 300,000 usuarios. Normalmente estas inversiones tendrían
periodos de retorno mucho mayores a 10 o
20 años –o de hecho nunca los generan-. Considerando esto y que el costo de
gasolina aumentará más, la inversión se justificaría tan solo si unos 10 a 30
mil usuarios decidieran dejar su auto por su bicicleta para rodar 10 km por
día; basta ver los resultados de la Vía Recreactiva y los paseos nocturnos para
ver que esto es factible.
Sabemos que los combustibles seguirán aumentando
por la colosal demanda mundial de energía, la eliminación de subsidios y los esfuerzos
mundiales para mitigar el cambio climático. Cada vez más personas buscarán otras
alternativas de movilidad; si la infraestructura no es construida el impacto
por el alza a los combustibles será mayor entre la población. Si las ciclovías
se construyen y estas son seguras, me atrevo a decir que decenas de miles la
utilizaríamos. La sangre joven afortunadamente comienza a mover a la ciudad. Si
teniendo la infraestructura no la utilizáramos entonces sí podemos pensar en
crear condiciones que generen otros incentivos; de esto último hablaremos
después.
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