jueves, 2 de diciembre de 2010

Día 4. Patrones de Consumo e Impacto COP 16. (Diciembre 2010)

A final de cuentas estos grupos responden a las necesidades de la población y el mercado. Las tres variables que determinan en mayor medida el impacto ambiental que generamos es el tamaño de la población, los hábitos de consumo y la tecnología que se utiliza en la producción.

El impacto ambiental que generamos como país o sociedad está dado por tres variables; el tamaño de la población, los patrones de consumo y las tecnologías que se utilizan en la producción de los bienes y servicios que consume la población.

A nivel mundial el número de habitantes sigue creciendo, además la humanidad prospera –aunque no todos ni al parejo-, pero aumenta el poder adquisitivo, los patrones de consumo imitan el estilo de vida norteamericano de alto uso de productos y recursos; finalmente la tecnología que utilizamos está basada en el uso de combustibles fósiles, es decir contribuye al cambio climático. Los tres factores apuntan a que el impacto sobre el planeta aumenta.

Aparentemente el factor más “fácil” de corregir de esta ecuación es el de la sustitución de tecnología “sucia” por tecnología “limpia”, por lo menos es a donde se han encaminado la mayor parte de los esfuerzos, como escuche hace poco a Robert Yaguache de Ecuador sobre programas de manejo de agua “queremos cambiar las cosas para que cambien las personas en lugar de cambiar a las personas para que cambien las cosas”.

Cambiar los otros dos factores, el cómo nos comportamos –por qué compramos lo que compramos, que queremos-, y el cuántos hijos tenemos, son decisiones sociales, psicológicas e incluso éticas. China ha actuado para controlar su población,  se estima que si no se hubiera implementado la política de hijo único, habría actualmente 400 millones más.

Para solucionar el problema del cambio climático las soluciones técnicas no son suficientes, finalmente son grupos humanos (familias, empresas, gobiernos) los que tienen que tomar las decisiones para implementar las soluciones disponibles; si ya existen las tecnologías limpias por qué no las adoptamos? Qué actividades podemos desarrollar para mitigar nuestro impacto ambiental individual y reducir las emisiones de efecto invernadero?

Así como en una nota anterior mencionamos las diferentes emisiones que  se generan a nivel mundial, de igual forma podemos analizar algunas de las emisiones que generamos con nuestro estilo de vida (el segundo factor de la ecuación de impacto ambiental).  Al utilizar la electricidad se generan emisiones de GEI en las centrales de la CFE, en promedio por cada kW-hr se genera aproximadamente 0.5 kgCO2; por cada litro de gas LP se generan aproximadamente 3 kg de CO2, mientras que por cada litro de gasolina que consume un auto se emiten 2.6 kg de CO2. Si sembramos un árbol, dependiendo la especie y su crecimiento con el paso de los años podría remover de la atmósfera de 1 hasta 10 o más toneladas de CO2, aunque esto tomará tiempo y podría revertirse si el árbol se quema. Con esta información básica podemos comenzar a calcular nuestras emisiones y los esfuerzos que hacemos para reducir nuestro impacto.

Otras emisiones asociadas a nuestro consumo –pero fuera de nuestro control- son las asociadas al manejo de residuos, descargas residuales –drenaje-, y la fabricación de productos y servicios que consumimos. Si generamos muchos residuos con alto contenido orgánico, sin separar, y son llevados a un vertedero, el impacto ambiental es mayor qué si separamos los residuos, una parte es reciclada y la parte restante se lleva a un relleno sanitario donde se quema de forma controlada el biogás. Con el caso del drenaje es igual, el impacto es diferente si el drenaje va a un río o barranca o a una planta de tratamiento; tendríamos un menor impacto si utilizamos sanitarios de bajo consumo de agua o sanitarios secos.

Una parte importante de nuestras emisiones son aquellas que se generaron para producir y acceder a los bienes y servicios que consumimos. Por ejemplo, en el caso de la carne que comemos el análisis puede incluir desde las emisiones que se generaron al cortar los árboles que dieron paso al pastizal  que alimento a la vaca de donde se sacó el filete que comemos, pasando por las emisiones por el metano que genera la vaca, y aquellas por su transporte al rastro, la operación de la maquinaria del rastro, el transporte del filete a la tienda o carnicería –este transporte a veces es desde otros países- y la energía usada para su refrigeración –que en algunas ocasiones es permanece congelada por años-. Este análisis  se llama análisis del ciclo de vida de un producto o servicio y se hace para conocer las emisiones generadas en la producción-consumo de bienes y servicios. Al obtener el impacto en términos de las emisiones que generamos por el uso de energía, transporte y consumo de bienes y servicios lo que calculamos es nuestra “huella” de carbono, es decir cuántas toneladas de CO2 generamos. Qué hacemos con esta información depende de nosotros.

Video sobre Hiperconsumo.


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