A final de cuentas estos grupos responden a
las necesidades de la población y el mercado. Las tres variables que determinan
en mayor medida el impacto ambiental que generamos es el tamaño de la
población, los hábitos de consumo y la tecnología que se utiliza en la
producción.
El impacto ambiental que generamos como
país o sociedad está dado por tres variables; el tamaño de la población, los
patrones de consumo y las tecnologías que se utilizan en la producción de los
bienes y servicios que consume la población.
A nivel mundial el número de habitantes
sigue creciendo, además la humanidad prospera –aunque no todos ni al parejo-,
pero aumenta el poder adquisitivo, los patrones de consumo imitan el estilo de
vida norteamericano de alto uso de productos y recursos; finalmente la
tecnología que utilizamos está basada en el uso de combustibles fósiles, es
decir contribuye al cambio climático. Los tres factores apuntan a que el
impacto sobre el planeta aumenta.
Aparentemente el factor más “fácil” de
corregir de esta ecuación es el de la sustitución de tecnología “sucia” por
tecnología “limpia”, por lo menos es a donde se han encaminado la mayor parte
de los esfuerzos, como escuche hace poco a Robert Yaguache de Ecuador sobre
programas de manejo de agua “queremos cambiar las cosas para que cambien las
personas en lugar de cambiar a las personas para que cambien las cosas”.
Cambiar los otros dos factores, el cómo nos
comportamos –por qué compramos lo que compramos, que queremos-, y el cuántos
hijos tenemos, son decisiones sociales, psicológicas e incluso éticas. China ha
actuado para controlar su población, se
estima que si no se hubiera implementado la política de hijo único, habría
actualmente 400 millones más.
Para solucionar el problema del cambio
climático las soluciones técnicas no son suficientes, finalmente son grupos
humanos (familias, empresas, gobiernos) los que tienen que tomar las decisiones
para implementar las soluciones disponibles; si ya existen las tecnologías
limpias por qué no las adoptamos? Qué actividades podemos desarrollar para
mitigar nuestro impacto ambiental individual y reducir las emisiones de efecto
invernadero?
Así como en una nota anterior mencionamos
las diferentes emisiones que se generan
a nivel mundial, de igual forma podemos analizar algunas de las emisiones que
generamos con nuestro estilo de vida (el segundo factor de la ecuación de
impacto ambiental). Al utilizar la
electricidad se generan emisiones de GEI en las centrales de la CFE, en
promedio por cada kW-hr se genera aproximadamente 0.5 kgCO2; por
cada litro de gas LP se generan aproximadamente 3 kg de CO2,
mientras que por cada litro de gasolina que consume un auto se emiten 2.6 kg de
CO2. Si sembramos un árbol, dependiendo la especie y su crecimiento
con el paso de los años podría remover de la atmósfera de 1 hasta 10 o más
toneladas de CO2, aunque esto tomará tiempo y podría revertirse si
el árbol se quema. Con esta información básica podemos comenzar a calcular
nuestras emisiones y los esfuerzos que hacemos para reducir nuestro impacto.
Otras emisiones asociadas a nuestro consumo
–pero fuera de nuestro control- son las asociadas al manejo de residuos,
descargas residuales –drenaje-, y la fabricación de productos y servicios que
consumimos. Si generamos muchos residuos con alto contenido orgánico, sin
separar, y son llevados a un vertedero, el impacto ambiental es mayor qué si
separamos los residuos, una parte es reciclada y la parte restante se lleva a
un relleno sanitario donde se quema de forma controlada el biogás. Con el caso
del drenaje es igual, el impacto es diferente si el drenaje va a un río o
barranca o a una planta de tratamiento; tendríamos un menor impacto si
utilizamos sanitarios de bajo consumo de agua o sanitarios secos.
Una parte importante de nuestras emisiones
son aquellas que se generaron para producir y acceder a los bienes y servicios
que consumimos. Por ejemplo, en el caso de la carne que comemos el análisis
puede incluir desde las emisiones que se generaron al cortar los árboles que
dieron paso al pastizal que alimento a
la vaca de donde se sacó el filete que comemos, pasando por las emisiones por
el metano que genera la vaca, y aquellas por su transporte al rastro, la operación
de la maquinaria del rastro, el transporte del filete a la tienda o carnicería
–este transporte a veces es desde otros países- y la energía usada para su
refrigeración –que en algunas ocasiones es permanece congelada por años-. Este
análisis se llama análisis del ciclo de
vida de un producto o servicio y se hace para conocer las emisiones generadas
en la producción-consumo de bienes y servicios. Al obtener el impacto en
términos de las emisiones que generamos por el uso de energía, transporte y consumo
de bienes y servicios lo que calculamos es nuestra “huella” de carbono, es
decir cuántas toneladas de CO2 generamos. Qué hacemos con esta
información depende de nosotros.
Video sobre Hiperconsumo.
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